IMPRESIONES LECTORAS: LA VOZ DE ESTHER LANCHA EN EL CONGRESO DE CORUÑA
Como sabréis, el finde del 1 de Julio pasado, las dos que componemos este intento de blog, estuvimos en A Coruña, en el Congreso sobre Novela Romántica, en el que, además de escuchar, se nos dejo hablar con completa LIBERTAD (gracias Trinidad Palacios). En esa mesa, en la que me divertí un montón, no solo estábamos estas dos hermanas, no, estaba también nuestra ya hermana postiza, Esther Lancha. Para aquellos que no tuvisteis la GRAN SUERTE de escucharla (que somos muy sabias, que conste), aquí os dejo sus palabras:
El
sábado pasado tuve el honor y el privilegio de formar parte de los actos
preparados para el V Congreso de Novela Romántica Ciudad de A Coruña organizado,
como siempre, por Trini Palacios. Aunque este es el cuarto congreso al que
acudo, es el primero en el que formé parte activa. Trini, después de varios
intentos, por fin me convenció para que participara en una mesa. Así que junto
con las hermanas Ordiales, las culpables de este blog, me enfrenté a una mesa
que se echaba de menos en todos los congresos, encuentros, jornadas y ferias
que se llevan celebrando desde hace ya unos años: la de los lectores. Por fin
se nos dio voz en estos eventos que son tan importantes para el género, pero
que si bien siempre están repletos de presentaciones, visiones de escritores y
novedades editoriales, siempre falta el punto de vista del eslabón final.
Estoy
segura de que Mercedes y María José harán un resumen completo tanto del
congreso como de la mesa de la que formé parte. Nínive L. Blé, bloguera y
lectora, fue emitiendo el congreso vía Periscope, nuestra mesa incluida, pero
por desgracia la emisión se cortó en el momento en el que yo iba a intervenir,
por lo que las hermanas Ordiales me han concedido este espacio para poner lo
que recuerdo de mi intervención, a pesar de que mis palabras puedan no tener
tanta fuerza en diferido.
Últimamente
hay, sin duda, un sentimiento de malestar entre los tres puntales que forman el
género en España: escritores, editoriales y lectores. Es obvio que a pesar de
la cantidad de títulos publicados (como bien dijo María José en su intervención
ha habido meses con hasta 365 novedades en el mercado) el estado de la
romántica en nuestro país no es bueno. No podemos echar la culpa a nadie más
que a los tres elementos que dan forma a la romántica.
Por
un lado, los lectores compramos todo lo que nos publicitan. Sin ningún tipo de
filtro en cuanto a calidad, sin apenas criterio y dejándonos llevar solo por el
marketing. Si queremos buenas
publicaciones, debemos dejar de dar mensajes contradictorios a las editoriales.
Exigimos calidad y, sin embargo, los libros que copan los primeros puestos de
las listas de ventas destacan precisamente por lo contrario.
También
las editoriales. Entiendo que es un negocio, no son una ONG y están ahí para
ganar dinero, por lo que publican lo más barato y lo que crean que pueden
colarnos. Traducciones que a duras penas se pueden llamar así, correcciones que
en muchos casos brillan por su ausencia, series inacabadas… Los lectores no
somos estúpidos y yo, como lectora, no puedo admitir ciertas cosas. Un ejemplo
para mí claro es el precio de los libros. No dudo que ese sea su valor y no
pido que se regalen, pero lo que no admito es que se me cobre lo mismo por una
autora española que por una autora extranjera cuando la española, por lógica,
es más barata de publicar (ya que se ahorran los costes del agente literario y
los de traducción, además, claro, de que si es el inicio de una saga en muchos
casos se ven obligados a comprar varios volúmenes sin saber si va a tener
éxito). También mencioné las series inacabadas: Jaci Burton o Pamela Clare, de
Phoebe; la serie Eve Dallas, de J.D. Robb; los Psi/Cambiantes, de Plaza, que
llevamos un año sin saber nada de ella; Lara Adrian, cuya editorial ha dejado
de publicarla a falta de un solo libro
para terminar la serie; Karen Rose, una maravillosa autora de thriller romántico que también dejaron
de publicar. Alex Manyé, representante de Libros de Seda (cuya presentación
gustó, y mucho, a los asistentes) nos preguntó si en el caso de que una serie
no les fuera rentable y tuvieran que dejar de publicarla admitiríamos ediciones
en bolsillo o de menor calidad para acabarla. ¿La respuesta? Un rotundo SÍ.
Aproveché en mi intervención para repetir lo mismo: queremos que se acaben las
series que empezamos y si no es posible en un formato grande, entonces en
formato bolsillo e incluso en e-book,
pero que no nos dejen colgadas. Solo pedimos que escuchen al lector, que
gracias a las redes está hablando alto y claro como antes no podía hacerse.
Aquí debo agradecer de nuevo a Alex ya que en los corrillos y cena
post-congreso escuchó pacientemente a las lectoras agradeciendo el feedback que le dimos (y no solo las
lectoras sino también las escritoras que había allí).
Y
por otro lado a los escritores. Van en busca de la publicación fácil y rápida
con el «todo vale» por bandera. Y después se quejan de que son los que menos
reciben del pastel editorial y tienen razón. Sin embargo, la culpa es
principalmente suya. Al igual que María José, que mencionó en una conversación
previa que había visto contratos de editoriales y escritores y no salía de su
asombro, yo también los he visto, y a los escritores, con tal de publicar, solo
les falta prometer a su primogénito. Debéis plantaros y luchar por lo que
consideráis vuestro derecho. No ir a lo fácil y rápido para terminar con una
queja que no llegará a ningún lado.
Para
acabar mi perorata mencioné a Lury Margud, representante de la editorial Tempus
Fugit, que en su intervención dijo (y, de nuevo, disculpa si parafraseo): «Si
10.000 personas compran algo y les gusta merecen un respeto». A esta frase yo
respondo que efectivamente, lo merecen. Pero el mismo respeto merezco yo si no
me gusta y lo digo de manera pública. Algo que últimamente nos está
prácticamente vetado.
Mis
conclusiones, y lo que quise transmitir a la gente que pudo asistir y también a
la que no, es que todos formamos parte de la novela romántica y que esto es un
trabajo de equipo. Debemos remar en la misma dirección o si no este barco que
tanto nos emociona se irá a pique y no podremos echar la culpa más que a
nosotros mismos.
Por
último quiero agradecer a Trini Palacios la oportunidad única que nos dio dando
voz a los lectores para decir lo que opinamos sin censuras y sin trabas ya que
nos dejó manejar la mesa de principio a fin. También a María José y Mercedes,
compañeras de mesa y que me han permitido poner aquí mis reflexiones, sin las
cuales yo no habría tenido la tranquilidad necesaria para decir todo lo que
dije.
POR CIERTO, GRACIAS ESTHER, EL PLACER FUE NUESTRO.