NOS TOMAMOS UN CAFÉ CON SILVIA BARBEITO
Mañana 26 de marzo sale a la venta la tercera y última
entrega de la trilogía de El Velo de Silvia Barbeito que, como sabéis todos
aquellos nos seguís, es Gallo. Nos encandiló con su primer libro, Más allá del
Velo; nos dio más con el segundo, Velo de silencio y, como comprenderéis,
estamos deseando leer Velo de Sangre.
Silvia Barbeito ha sido tan amable de concedernos una
entrevista y no solo eso: nos ha regalado un relato extra que podréis descargar
desde este blog, siempre que lleguéis al final de esta entrada.
Para los que no la hayáis leído, aquí podéis comprar sus
libros.Para los que sí, comprad el tercero que sale mañana y es muy fácil,
porque os dejamos aquí abajito lo enlaces de compra en Amazón.
Y no metemos en harina ya con la entrevista
¿Cuándo
empezaste a escribir?
Buf, ni idea. Creo que desde que aprendí a juntar letras esto
de comunicarme a través de lo que escribo, o usarlo para intentar entender el
mundo, se convirtió en parte de mí. Me consta que mi madre (que conmigo tiene
el mismo Diógenes que todas las madres con sus hijos) conserva algunos relatos
míos de muy pequeñita, pero no sabría decirte la edad.
Ahora, si te refieres a escribir de manera «consciente», con
un objetivo y preocupándome por lo que hago… no sé, quizá doce o quince años.
Puede que un poco más.
¿Cuándo decides publicar?
Ah, que lo he decidido… No recuerdo yo semejante cosa. Fue
algo que surgió, nada más. Nada tan consciente como «voy a escribir esto y a
prepararlo para enviarlo a las editoriales y a esperar la respuesta mordiéndome
las uñas y…». Digamos que lo decidí con el primero de esta trilogía y en el
preciso momento en el que dije «Bueno, venga, va, lo publico». Lo siento, nada
tan glamuroso como «Siempre he tenido un sueño». Los sueños no van mucho conmigo.
¿Con qué autor/a desayunarías? (Esta pregunta admite varias
interpretaciones, lo sabemos, pero ahí es la gracia)
He desayunado con unos cuantos (te lo puedes tomar como
quieras) y está sobrevalorado. Casi todos somos seres nocturnos. El desayuno es
ese momento en que lo más literario (o humano) que se nos ocurre es «Humpf,
café. En vena».
¿Qué libro de te hubiera gustado escribir?
Depende del día. Es como preguntarme por mi libro favorito,
algo que siempre hace que me ría fuertecito con un cierto tono de histeria mal
contenida. Hoy, por ejemplo, te diría que la trilogía de Nacidos de la Bruma,
de Brandon Sanderson. Mañana puedo decirte algo completamente distinto.
¿Qué autor/a muerto te hubiera gustado conocer de tú a tú?
Eso es facilísimo: Terry Pratchett.
¿Con qué autor/a muerto no compartirías ni el aire?
Con el marqués de Sade. Leí La filosofía del tocador demasiado joven, y me dejó tan mal cuerpo
que le cogí una manía horrorosa al pobre hombre.
¿Tienes alguna manía cuando escribes?
Sí. No tener manías.
Escribo donde me cuadra, cuando me cuadra, preferiblemente
con un teclado y una pantalla, pero puedo tomar notas en el móvil, en una
servilleta, en un ticket de compra o de autobús (esto último tiene mérito, que
son diminutos)… Si me dejan elegir, prefiero coger el portátil e irme a una
cafetería con ruido y caos a mi alrededor y un amable camarero que me facilite
un suministro ilimitado de droga legal en forma de infusión de granos de café
muy concentrada. Pero no es imprescindible.
Tus libros son una mezcla de mitos gallegos (para mí no son
fantasía porque me lo creo), aventuras y romance ¿no es un cóctel un poco
arriesgado?
¿Tú crees? No sé, nunca pienso en si algo es arriesgado,
vendible, actual, está de moda o lo que sea. Yo escribo lo que me cuadra, lo
que me apetece en ese momento y lo que me apetecería leer. Me gusta la fantasía
(aunque tú no la consideres como tal), y casi toda la fantasía contiene su
componente de aventuras. Y en esta historia en concreto, el romance me parecía
un recurso estupendo para llevar la historia. No me planteé si era arriesgado o
no.
La trilogía de El velo tiene tres parejas protagonistas, tres
amigos y tres amigas. Cada libro cuenta la historia de cada una de las parejas
¿de las tres protagonistas con cuál te quedas? ¿y de ellos?
Ah, no, no. Eso es como preguntar si quieres más a tu papá o
a tu mamá, y paso. Si ya con cinco años me negaba a responder a preguntas
capciosas, imagínate ahora.
Todos tienen algo que me gusta, todos me resultan atractivos
por una cosa u otra, y no podría decirte cuál pesa más. Aidan me hace gracia
porque rompe el cliché de tío todopoderoso muy consciente de su propia
importancia, porque en el fondo es un matado. Diana me divierte mucho porque
tiene muy, muy mal genio, y es algo que comparto y que aprecio. Marta me
intriga porque es todo lo que yo nunca he sido y jamás seré: dulce, cariñosa,
empática. Niall se siente muy a gusto en su propia piel y está encantado de
conocerse, además de ser un gamberro infantil del quince que no tiene filtros y
no le interesa tenerlos, y son actitudes que apruebo sin reservas. Laura es
inteligente y lógica, y yo valoro esas cualidades por encima de otras mucho más
volátiles. Y a Roi le envidio su autocontrol y esa sorna serena, porque yo soy
mucho más directa.
Ya te digo, todos tienen cualidades que me fascinan (buenas o
malas, lo mismo me da. Con la gente real me pasa lo mismo) y no hay forma de
poner una por encima de otra.
Los secundarios son también maravillosos y un tanto, digamos,
peculiares. Si pudieras convivir con tres de ellos, de esos secundarios ¿a
quién meterías en tu casa?
Aunque con eso me arriesgara a que me echaran a mí, sin duda
a las gemelas y a Carlitos.
Las tres chicas, amigas, son personas, digamos, normales (no
voy a decir más para no reventar los libros) ¿pueden encerrarse en una vida
normal personas extraordinarias sin saberlo?
Sí, claro, ¿cómo no? La vida real está llena de personas
extraordinarias que no se descubrieron hasta que las circunstancias fueron propicias.
Mientras tanto, parecían de lo más normal. También te digo, la medida de la
normalidad me parece una patochada desde siempre. ¿Quién decide lo que es
normal? Bah…
Los tres chicos son extraordinarios, pero viven dentro de la
normalidad (los mismo que antes no voy a reventar nada) ¿crees que pueden
existir estas <<personas extraordinarias>> a tu alrededor sin
llamar la atención?
Es la misma respuesta que te he dado antes. Sin concebir lo
«extraordinario» con un componente fantástico o místico o como quieras
llamarlo, el mundo está lleno de seres extraordinarios. Yo solo uso la fantasía
para hacerlos más creíbles, por raro que pueda parecer.
La Nutella ¿es fuente de inspiración? ¿te pagan comisión?
¡Por supuesto que lo es! La Nutella, el chocolate en todas
sus formas, la comida basura (preferiblemente las pizzas y los jalapeños rebozados y rellenos de queso)… Pero no, no
me pagan comisión. Oye, si quieres lo hablamos y me ayudas a gestionarlo. No me
vendría mal.
¿Existen las meigas? (La pregunta no es de coña, siempre nos
ha parecido que sí existen)
No. Pero haberlas, haylas.
Tus libros rezuman Galicia ¿piensas que es mejor localizar
tus novelas en aquellos lugares que conoces?
No sabría decirte. No ambienté esta trilogía en Galicia
porque fuera un lugar que conozco, lo hice porque me parecía que tenía a mi
alrededor todo lo que necesitaba en cuanto a localización para desarrollar la
historia. Aquí el worldbuilding ya
venía montado de serie a través de nuestros mitos y leyendas, y me resultaba
más familiar y cercano que el de Irlanda, por ejemplo, que también es una
localización fabulosa para la mitología céltica.
En otras novelas sí ha sido una decisión consciente no usar
localizaciones extranjeras (me refiero a americanas, inglesas, etcétera) porque
no me hacía ninguna falta. Si la historia
no lo pide por algo concreto, yo qué sé, que tu personaje tenga un
arsenal en su casa, con lo limitadas que están las armas aquí, pues no veo por
qué Londres o Nueva York y no Barcelona o Guadalajara.
Tres palabras que odies y tres palabras que te gustan
Veamos, me gusta «desapacible», porque me mola cómo suena.
«Rimbombante» porque es precisamente eso, rimbombante. Y, no sé, «melifluo»,
también por la sonoridad.
Odio «conyuge» (esa ge fuerte tan espantosa) y casi
cualquiera de las adaptaciones al castellano de palabras extranjeras, como
«cederrón» o «jonrón», que me suenan siempre a enfermedades venéreas:
«clamidia, gonorrea, cederrón y jonrón».
¿Licor café o ginebra?
Por favor, licor café siempre. Que para algo he desarrollado
inmunidad exponiéndome a él durante toda mi vida.
Tres cosas que no te puedes perder en Galicia y que tengan
que ver con tus libros.
La comida, claro. Si vienes a Galicia, prepárate para comer.
Es algo que está tan insertado en nuestro código genético que no fue hasta que
mi amiga Inca empezó a hacer fanarts
con todas las comidas que aparecían en la trilogía que me di cuenta del peso
que tiene en mi subconsciente.
Los pazos. Podéis aprovechar para venir al congreso de
literatura romántica que celebra mi buena amiga Trini Palacios y conocer uno de
ellos, el de Mariñán. Una preciosidad.
Los paisajes costeros. Son muy conocidas las Rías Baixas,
pero, de verdad, no hay que perderse el camino que va de Cariño a San Andrés de
Teixido, no solo porque ahí estén los acantilados más altos de la Europa
continental, que también, sino por todas las leyendas que rodean al sitio,
porque los bosques son preciosos, porque el paisaje es de una belleza salvaje
que te deja sin aliento. Y porque a San Andrés hay que ir al menos una vez de
vivo, o vuelves de muerto en peregrinación, lo sabe todo el mundo.
Tras Velo de Sangre, que sale el próximo día 26, ¿cuál es tu
próximo proyecto?
No tengo ni la más remota idea, la verdad. Ahora mismo solo
tengo proyectado rodearme de gente que sepa escribir y sepa leer y volver un
poco a mis orígenes y a mis recursos más habituales para narrar. Siempre estoy
escribiendo algo, es lo que hay, pero llevo varios textos a la vez y no sé cuál
terminará ganando la partida. Por ahora todo parece indicar que será una
parodia (uno de esos recursos típicos en mí que te comentaba antes, de los que
no solo me ayudan a contar la historia, sino a quitarme la mala sangre de
encima), pero no lo sé, porque también hay algo de fantasía que me tienta de
vez en cuando. Pero, vamos, no tengo ninguna intención de moverlos o
publicarlos, solo de escribirlos porque quiero y porque me gusta, así que no sé
si llamarlos «proyectos».
Si quieres añadir algo más lo que te dé la gana, es el
momento.
Solo gracias. Gracias por la entrevista, gracias por hacerme
pasar un buen rato y gracias por confiar en mis libros.